La necesidad de aprender sobre las emociones.
A lo largo de la vida las personas van aprendiendo diversas formas de actuación y de comportamiento. Desde la infancia se acercan a sus coetáneos buscando complicidad y empatía, somos seres sociales, desde que nacemos aprendemos a vivir en sociedad porque es algo necesario para la supervivencia.
Aunque cabría plantear ciertas dudas, una de ellas sería si todas las personas poseen la misma capacidad para enfrentarse desde su niñez a este objetivo necesario de socializarse y si serán capaces de hacerlo sin que en dicho proceso aparezcan conflictos, emociones negativas, ataques a su autoestima, etc.
Desde que nacemos tenemos unas habilidades destacadas para ciertas cosas y menores para otras, por otro lado la historia de aprendizaje marcada por la situación ambiental que a cada persona le corresponde vivir también hará que adquiera ciertas herramientas que faciliten, o a veces dificulten la sociabilidad de cada persona. El factor madurez, de esta forma también ayuda a que esta habilidad se vaya afianzando con el paso de los años.